jueves, 5 de diciembre de 2013

manifiesta

alguna idea nueva que pueda ser dicha desde este torbellino que tiende hacia la dureza donde la idea ya no tiene un lugar en los fundamentos del movimiento, sino que la imagen vendrìa siendo màs bien la de una chaqueta amarilla amenazante y molesta que ronda erràtica, cual operaciòn estratègica para llegar y picarnos de vida en el descuido de nuestra eventual rigidez, alguna vez, si eso llegase a suceder. alguien en esta edad desde donde escribo debiò inventar el tèrmino utopìa, pues viò, que desde esta perspectiva habìa cosas que ya se le empezaban a escapar de su circulo operativo. pero a quien ponerle sal a la comida le parece un acto utòpico no se le puede culpar de haber dejado de ver el mundo como una caja de arena, pero sì de intentar a alta costa de privarnos de nuestras playas, o a los niños de sus manglares.
si desde este espacio que sitùa el final de su vector en la reducciòn de nuestras concepciones cupiera alguna idea que poder salvar debiera sin necesidad de làpiz dedo o boca, sino con todas ser manifestada en su amplitud. pues pierde alcance con el tiempo.

sin rodeos, el arte es el territorio desde donde dialogan los conceptos referidos, porque exige un lenguaje apegado a la idea en curso, haciendola precisa, pudiendo de esta manera vomitar aquello que es necesario ser vaciado, que a estas alturas es el unico oxigeno que puede calmar. cuya catàrsis pretende ser sìmbolo inequìvoco de la superaciòn de un modo de vivir en elocuente obsolescencia.

puedo analizar, pero decir la idea cuesta.

fortalecer el encuentro de los niños con su mundo en nuestros còdigos para asì poder disfrutarlo. suena algo pedòfilo, pero peor, suena a querer vivir otra vida.

¿què es lo que buscar decir puede desde la intuiciòn cambiar los estados posteriores de mi actualidad como ser cabisbajo doblegado por el tiempo y los còdigos que sin querer persigo de esta sociedad donde sin querer habito y aporto y soy parte?, sin duda esta frustraciòn que intento abrir desde el texto està dertàs la gana verdadera de poder vivir en una comunidad, que no existe en cuanto la unica comunidad comprensible es la global y no la que a mi escala yo puedo abarcar, una comunidad fuera de mi alcance,porque, ¿dònde està la niña de mi comunidad sobre la cual me enamoro, a la cual le escribo con furiosa curiosidad? no existe, son tantas, toda la posibilidad se abre y de tanto se diluye la verdadera operatividad. en el territorio hallo mi doble ganador, pero la vocecita posmoderna global disfruta de risa preguntando: ¿a quièn puede importarle el carajo el territorio cuando lo que tenemos es un mundo?, asì me voy quedando con el puñado de amigos que amo pero que no pueden ser suficientes para mi desarrollo total, cada uno se arma su propio territorio a partir de sus intereses, suena democràtico, quizà la frustraciòn no va en contra del mundo sino en contra de mi propia incapacidad de manifestar mi interès desde el cual hacer emerger el territorio que me pertenece.


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